Los buñuelos de calabacín, ricotta y feta

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Instrucciones:
Prepara los calabacines:
Ralla los calabacines y colócalos en un colador. Espolvorea con 1/2 cucharadita de sal y revuelve para combinar.
Deja reposar los calabacines durante unos 10 a 15 minutos para que suelten el exceso de humedad. Después, exprime los calabacines con las manos o con un paño de cocina limpio para eliminar la mayor cantidad de agua posible.
Mezcla la masa:
En un tazón grande, combina el calabacín rallado, el queso ricotta, el queso feta, el eneldo picado y los huevos. Revuelve hasta que estén bien mezclados.
En un bol pequeño aparte, bate la harina, el polvo para hornear, la pimienta negra y las hojuelas de chile (si las usas).
Agrega gradualmente los ingredientes secos a la mezcla de calabacín, revolviendo hasta que se combinen. La masa debe ser lo suficientemente espesa como para mantenerse unida.
Fríe los buñuelos:
Calienta el aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio.
Vierte aproximadamente 2 cucharadas de masa para cada buñuelo en el aceite caliente, aplanándolos ligeramente con una espátula.
Fríe los buñuelos durante aproximadamente 2-3 minutos por lado, o hasta que estén dorados y crujientes. Ajusta el fuego si es necesario para evitar que se quemen.
Escurre y sirve:
Transfiere los buñuelos a un plato cubierto con papel toalla para escurrir el exceso de aceite.
Sirve tibios, adornados con eneldo adicional, una cucharada de yogur o tzatziki, o un chorrito de jugo de limón para mayor frescura.
Consejos:
Para que queden más crujientes: asegúrate de eliminar la mayor cantidad posible de humedad del calabacín antes de mezclar la masa.
Hazlo sin gluten: sustituye la harina común por una alternativa sin gluten, como harina de almendras o una mezcla de harinas sin gluten.
Estos buñuelos de calabacín, ricota y queso feta son deliciosos solos o acompañados con una salsa como yogur, tzatziki o una salsa de limón y ajo. ¡Disfrútalos!

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